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Acrílico sobre lienzo

38x55cm

 

Mira los Corocoros
Quienes dejamos atrás el país donde aprendimos a ser nosotros mismos conocemos esa sensación intermitente de no pertenecer. Como si la identidad hubiera quedado suspendida entre dos orillas sin pisar plenamente ninguna.

Después de 10 años viviendo en dos países distintos al de origen, donde me han recibido con los brazos abiertos, la sospecha de que no soy de esos lugares ni del mío se mantiene.

Pienso después en mis padres, mis abuelos y sus ancestros: que hemos dejado nuestras raíces para inventarnos unas nuevas hasta dos veces cada uno. Un sistema que atravesó  la particular ambivalencia del duelo de lo conocido y la emoción de un comienzo. 

Quizá la epigenética se burla de mí, y en vez de genes evolucionados para que la migración sea más ligera, llevo una necesidad antigua y obstinada de pertenecer. 

Y entonces pienso en las multitudes, y lo hermoso y fácil de ser parte de un grupo. Y me doy cuenta que pinto, sin saberlo, una nostalgia heredada que habita en mi inconsciente familiar. Y el arte alivia y abraza una memoria que no es solo mía sino de todos los que me precedieron.

Quería pintar un cuadro que me hiciera conectar con mis raíces, e irónicamente y sin querer, elegí pintar aves que vuelan, que migran.

Si no las conoces, son corocoros rojos, un ave de las zonas costeras del norte de Sudamérica.

Estas aves escarlatas también viven en un parque nacional de playas muy hermosas donde pasé muchos fines de semana con mi familia y amigos. El tiempo se detenía cuando aparecían con serenidad, y después como si nunca hubieran estado desaparecían entre los manglares.

Anhelo volver a verlas saludar al mar con la misma serenidad. Por ahora las contemplo en este nuevo cuadro, y en su vuelo encuentro una lección sencilla y poderosa: incluso cuando vuelan, pertenecen.

 

Y quizás, de algún modo profundo y esencial, yo también.

Corocoros - 38x55cm

€400,00Precio
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    ©2020 por Rodriguez Vasseur.

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